Los milimetros de su piel, magnifico porque estaba contra la mía, con una calidez que yo veía.
Era otro tipo de besos, queriendo no terminar, al momento que gritaban hacian un mismo sonido que no se entendía.
Y cuando debí de moverme, sus manos explicaban lo que deseaban y yo lo pedía.
El estaba tan perfecto. Tan rudo como seguro, tan amable como sensible, como el sabía.
Pudieron pasar horas, que se disfrazaban de segundos, estaba en sus brazos, y no lo sentía.
Y cuanto lo amo. Cuanto amo la escencia de su alma, cuando se une con la mía.
No sé como llamarlo, y prefiero callarlo. Porque pasó entre dos, que son ahora uno, porque ellos querían.
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